lunes, 28 de mayo de 2018

La Galería José Lorenzo abre la exposición “Souto: Dúas xeracións” con obras de Alfredo y Arturo Souto

Ya se puede visitar la exposición “Souto: dúas xeracións”, en la galería José Lorenzo de Santiago, que compara la obra de los pintores gallegos Alfredo Souto (A Coruña, 1862 - 1940) y Arturo Souto (Pontevedra, 1902 – Ciudad de México, 1964), padre e hijo respectivamente.

 Se exhiben un total de 29 obras. Diecisiete de ellas son autoría de Alfredo Souto y las 12 restantes tienen la firma de Arturo Souto. Es la primera ocasión en la que una galería exhibe tantas obras juntas de ambos artistas. En la exposición se puede percibir una confrontación entre los modos realistas decimonónicos y las aportaciones de la vanguardia histórica.

Dos Generaciones 
De ambos pintores se muestra, en la galería José Lorenzo, la genialidad de su arte. En los paisajes, bodegones y retratos de Alfredo Souto se puede detectar el realismo ochocentista y, también, la plasmación de motivos costumbristas que anticipan el regionalismo.

 En cuanto a Arturo Souto, se puede ver en sus vistas parisinas, arlequines y escenas rurales como sintetiza la estampa japonesa y el modernismo con los modos de vanguardia fovistas.


Ambos eran aficionados a la tertulia de café, y Valle-Inclán fue una de esas figuras con las que intercambiaron impresiones. Con Alfredo en Pontevedra y con Arturo en Madrid. También tienen en común su paso por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.



En cuanto a las diferencias, hay que señalar que Alfredo hizo carrera como jurista y la pintura trascendía la afición, pero no era su ocupación principal. Siguió un circuito más académico, pero con excelentes valoraciones, que lo llevaron a ser Tercera Medalla en las Exposiciones Nacionales en dos ocasiones: 1892 y 1895. Arturo, por su parte, se empapó de la vida bohemia, primero en Madrid y después en París, y convirtió la pintura en su modo de vida. Junto a importantes miembros de la vanguardia nacional (entre otros Alberto Sánchez, Alberti o Bores), reacciona con exposiciones y manifiestos contra un arte español anquilosado y adocenado. Sin embargo, Arturo siempre consideró a su padre como su maestro. Como una persona que dominaba todos los elementos del oficio de pintar.


En cualquier caso, el público podrá disfrutar con el aspecto abocetado de muchas de las obras y con la vibración cromática que transmiten todas las escenas. Punto de partida de ambos autores.