miércoles, 14 de marzo de 2012

ACISCLO MANZANO. MATERIA Y VIDA. 3ª PARTE

 Con esta entrada de nuestro blog finalizamos el recorrido alrededor de la figura del escultor Acisclo Manzano.
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“El arte de recordar sucede ahora, pero necesita del pasado para proyectarse hacia el futuro”.
Steve Arons. Boston, 2001.

En la segunda mitad de la década de los 80, Acisclo Manzano, se traslada a Viduedo, cerca de Ourense, y vuelve a recurrir a la arcilla gallega. Se reencuentra con Xaime Quesada y llevan a cabo nuevos proyectos juntos. En esas exposiciones conjuntas logran una gran repercusión tanto en Galicia y Cataluña, como en Portugal y Estados Unidos. Ahora se potencia, todavía más, la dualidad de la escultura de Acisclo: la pugna entre la figuración y la abstracción. En algunas de sus piezas religiosas apenas queda nada de figurativo, como en sus cristos que remiten a la escultura de Giacomo Manzú.
Todo esto pone de manifiesto la renovada Fe de Acisclo en sus constantes estéticas. Sin embargo, transita por nuevos caminos formales que lo llevan a experimentar con el Hierro. De este modo, Manzano descubre la cualidad expresiva del volumen en espacios abiertos. Del aluminio obtiene la sensación etérea y de levedad, mientras que el robusto granito lo acerca, en ocasiones, al gran formato para zonas públicas y al recuerdo histórico del maestro Mateo. El polispán le facilitaría el modelado, que después fundiría en bronce o hierro. Recurriría a otros muchos materiales, destacando el grafito o la cera. Por otro lado, la aplicación del color cada vez sería más habitual en busca de una mayor fuerza expresiva y de un más pronunciado contraste de luz.
Acisclo, en su dualidad, va a intercalar piezas de pequeñas dimensiones con otras de gran tamaño, destinadas a espacios públicos. Los volúmenes ahora se diluyen pero las sinuosidades, cavidades y salientes establecen un dinamismo de marcado contraste. Todo ello deriva en formas esencialmente esquemáticas. A veces se trata de cuerpos sin cabeza y con extremidades, simplemente, sugeridas. La textura es lisa, con leves rugosidades que, con sutileza, hacen referencia a túnicas ceñidas al torso. Esto no es sino una forma elegante de rememorar la gracia de la belleza clásica.
Antes nos referimos a planteamientos técnicos con el fin de realizar esculturas para espacios públicos, porque Manzano muestra una nueva tendencia a la monumentalidad. Así, reproduce a gran escala los planteamientos estéticos de todo su trabajo. Se trata de obras que reflejan la culminación del sentido expresivo de Acisclo.
La obra de Acisclo está presente en numerosos museos gallegos, españoles y americanos y en todo tipo de colecciones. Después de más de cuarenta años de oficio su vitalidad creadora sigue intacta. Continúa buscando la belleza, en sus bronces y terracotas, sin ninguna pretensión histórica de pervivencia en el tiempo. Hoy Acisclo es ya, y sin lugar a dudas, uno de los grandes escultores de la historia de Galicia.